sábado, 31 de octubre de 2015

Expedición a los tiburones blancos, 2015

Expedición a los tiburones blancos, 2015 
Isla Guadalupe, Baja California Sur


Por octavo año consecutivo visitamos la isla de Guadalupe, en Baja California Sur, lugar considerado como el mejor del mundo para observar a los tiburones blancos.



La aventura comenzó en el puerto de Ensenada, donde embarcamos un crucero de buceo en el que vivimos por cinco días; ahí dormimos, comimos y buceamos. Estos cruceros están totalmente equipados con aire acondicionado, camarotes privados, cocina, una enorme sala de televisión y mucho espacio para su equipo de buceo, todo esto ayuda a que tú expedición sea placentera.

La isla Guadalupe es una isla con una superficie de 253,8 km², perteneciente a México, localizada a 241 km de la costa de la península de Baja California, en el océano Pacífico. 


Muchas de las especies terrestres o marinas que habitan en la isla son únicas. La isla es un santuario para la vida salvaje desde 1975, la época del año para ver mejor el tiburón blanco es de Agosto a Octubre.



Al llegar a la isla nos anclamos y comenzamos a arrojar atunes al agua -que es la carnada que usamos para atraer a los tiburones blancos-, mismos que aparecieron aproximadamente después de tres horas de estar esperándolos.



Una vez que fueron llegando comenzamos a prepararnos para entrar al agua en turnos de cuatro buzos por jaula, y había dos de ellas. 


Una vez ahí, podíamos permanecer por períodos de 40 minutos aproximadamente debido a que usamos trajes isotérmicos de neopreno que nos ayudaban a retener el calor en el cuerpo y respirábamos por medio de unas mangueras que estaban conectadas a un compresor de aire en la superficie.




Esta rutina la mantuvimos por tres días seguidos observando asombrados a los tiburones y disfrutando de las maravillas que nos ofrece la naturaleza. Durante nuestra estancia en la isla vivimos situaciones espectaculares: la presencia de los grandes blancos, un tiburón ballena -lo que es un fenómeno súper raro debido a que son de aguas más cálidas; un eclipse lunar; además nos acompañó el crew de Indomable, una serie de interacción con animales, que saldrá próximamente en la televisión.




Y qué decir la gran atención que recibimos de la tripulación, la buena comida a bordo y lo mejor de todo: la participación de todos los amigos y amigas que nos acompañaron, entre los que iban franceses, españoles, argentinos y, por supuesto, mexicanos: Gabriela Jiménez, Huber Martínez, Grecia Andrade, Luisa Fernández, Oscar Ortiz, Stephan Coudon, Simón Bolívar, Jesús Villareal, Antonio Pastrana, Arturo Islas, Jorge del Puerto, Roberto Fernández, Daniel Fernández, Ramón Carretero, Pablo Pose, Guillermo Braniff y Guillermo Braniff junior.



Todos ellos hicieron posible esta expedición y les damos las gracias por permitirnos haber estado juntos un año más en esta isla mágica. 

Espero que disfruten las imágenes de este blog. 
¡Hasta pronto!


Gerardo del Villar

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(Imágenes cortesía de los buzos participantes)

miércoles, 14 de octubre de 2015

Documental Tiburones de México, Materializando un sueño

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Documental Tiburones de México
Materializando un sueño



Hoy les quiero compartir cómo logré, junto con mi gran equipo, materializar el sueño del documental “Tiburones de México”.



Tener una idea clara de lo que quieres hacer, tener pasión y amor por aquello que quieres lograr, fueron el primer paso para materializar el sueño.



Si no tienes estos ingredientes, a la primera complicación que se te presente, desistirás fácilmente en el intento. 




En mi caso se juntaron dos elementos muy importantes: el amor que tengo por mi país, México, con la pasión que tengo por los tiburones; esta combinación de ambos me motivó a querer demostrar que México es un santuario de tiburones a nivel mundial, y la mejor manera para mostrarlo era por medio de un documental.



El segundo paso, una vez que decidí mi objetivo, fue ver con qué capital humano contaba para poder lograrlo. Debido a que yo no era documentalista busqué rodearme de la mejor gente en el tema, desde biólogos, videógrafos, guionistas, etcétera, con la finalidad de contar con el personal indicado para tener éxito en el proyecto.


Ya que teníamos la idea, el personal y la pasión para lograr que este sueño se hiciera realidad, comenzamos a realizar una ruta crítica contemplando a qué lugares iríamos a filmar, qué especies documentaríamos, los tiempos de edición, considerar el que costo que tendría el proyecto y las posibles ventanas comerciales para venderlo.



Con todo armado y listo en una carpeta, sólo faltaba conseguir un socio que pusiera el capital y que nos ayudara con la comercialización y venta del documental. En nuestra mente sabíamos que el proyecto era tan prometedor y seductor por la propia naturaleza de los tiburones, por lo que no nos costó mucho trabajo conseguirlo.



El siguiente paso fue comenzar la aventura y lanzarnos a la expedición soñada. Empezamos a filmar en diferentes puntos del país con mucho éxito; recibimos apoyo de los proveedores de servicio, de las autoridades y de la gente que estaba alrededor de este proyecto Paul Spielvogel, Becky Kagan, Héctor Salgado y el doctor Mauricio Hoyos. Todo era soñado y encaminado a ser un éxito.



Al menos eso creíamos. Cuando comenzamos un proyecto, nuestro optimismo y las ganas de que todo salga bien nos llevan a cegarnos y a no prever los imprevistos y problemas que puedan surgir en el camino. En el nuestro caso comenzó con la falta de algunas especies de tiburones, siguió con problemas entre miembros del equipo y el peor de todos: la falta de capital para continuar pues el socio capitalista se bajó a la mitad de proyecto. Sentir cómo se desmoronaba mi sueño nos tenia muy desmotivados y desanimados.

 
                                                                                                       Imagen: Paul Spielvogel


Todo esto sin mencionar los celos de otras organizaciones que hacían hasta lo imposible por hablar mal de lo que estábamos haciendo, logrando, inclusive, poner en nuestra contra a gente que había colaborado y apoyado el documental en un principio.



Al principio de este artículo les hablé de que si vamos a hacer algo lo hagamos con pasión y con amor, ya que en mi caso, de no haber tenido ese motor, seguramente después de todos los problemas e inconvenientes hubiera  tirado la toalla, pero mi sueño fue tan grande que tuve que replantear otros caminos y decidí seguir adelante.


Precisamente, para replantearnos un sueño, es importante hacer una pausa y quitarnos la venda que nos ciega de ver otros caminos por donde podemos ir. Lo que hice fue analizar dónde estaba parado y me di cuenta de que estaba tan cerca de plasmar mi obra maestra y solo había que dar el ultimo empujón; así que con lo que ya habíamos logrado fui en busca de nuevos aliados que quisieran seguir conmigo hasta el final.



Finalmente, después de más de 36 meses de duro trabajo, de altas y bajas, y sobre todo de maravillosos momentos llegamos con Tiburones de México al festival de cine más importante a nivel mundial en cuestiones del océano y conservación: el Blue Ocean Film Festival.

Ahí, fuimos finalistas en dos categorías y ganamos una mención honorífica en otra.

Este día se materializó el sueño y en lo personal creo que es un gran legado para mis hijos y para las generaciones futuras.



Haberlo concretado me deja más que contento y satisfecho.



Actualmente “Tiburones de México” sigue siendo proyectado en varios lados, con gran aceptación, y me ha abierto muchas puertas dentro de un grupo selecto y prestigiado de documentalistas, fotógrafos y gente que ama a los tiburones. 



La enseñanza más grande que me ha dejado es darme cuenta de lo importante que es confiar en ti para lograr un objetivo que te propones, también me dejó claro que no hay camino fácil y entre más grande el reto más grande serán los obstáculos a sortear y por último es que las cosas hay que hacerlas con pasión y amor.



Y nos olvidemos que: “Lo más importante no es llegar al destino sino disfrutar el camino”




Gerardo del Villar




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